Por: Arthur González.
El pasado 11.05.2012, la escritora cubana Zoe Valdés que se ha hecho famosa en el exterior hablando horrores de su patria y difamando de cuanto hecho le retribuya dinero, recibió nada menos que La gran “medalla de Vermeil”, la más alta distinción que otorga el ayuntamiento de París, Francia, que quiso así reconocer “sus numerosos compromisos con la defensa de los Derechos Humanos“.
Aunque parezca increíble, la medalla se la impuso nada menos que el actual alcalde de París, Bertrand Delano.
Pero la paradoja del caso está en que la misma señora fue declarada culpable del delito de “difamación” en el mes de octubre del 2011, durante un juicio celebrado en el Palacio de Justicia del propio París, en el que fue sancionada con una pena colateral a pagar todo el costo del proceso legal en que se vio envuelta ella y sus dos víctimas.
¿Dónde estaba el alcalde Delano en ese momento? ¿Sabrá que la tal “defensora” de los derechos humanos (solo con el tema Cuba), es una difamadora profesional según las propias leyes francesas? ¿Se puede premiar a una persona con tales antecedentes penales?
Quizás el señor alcalde no conozca que esta escritora cubana era de las predilectas y mimadas en el Instituto Cubano de industria Cinematográfica, ICAIC, y viajaba al exterior frecuentemente sin ningún tipo de acción represiva.
A Francia la visitó con mucha frecuencia antes de decir que esa era la ciudad donde quería vivir, no por ninguna acción política como se le quiere indilgar ahora. Por cierto que la mencionada novela “La nada cotidiana”, la escribió estando en París, lo que le sirvió para darse a conocer en esos medios, pues en Cuba era considerada una escritora mediocre, por tanto nadie la persiguió ni le hizo la vida imposible, sino le pueden preguntar al ex presidente del ICAIC Alfredo Guevara, condecorado por Francia con la “Legión de Honor”, por la verdadera historia de Zoe Valdes.
Así es la historia, créalo Ud. o no.
La Santa Mambisa 
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