Por Arthur González.
Cargados de odio, prejuicios y resentimiento los miembros de la mafia anticubana de Miami, encabezada por los congresistas y senadores de origen cubano, se enfrentan a cualquier elemento que les parezca que pudiera distender el conflicto de Estados Unidos con Cuba, el cual dura ya 53 años.
Ahora tocó el turno al tema de las visas de académicos cubanos para el encuentro de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, a celebrarse en San Francisco, California. El país de las libertades, el que critica al resto de mundo y en especial a Cuba por mantener un permiso de salida del país y por todo lo que se le antoje, hace cosa peores, siguiendo el principio de “Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”.
Bajo este precepto, el Departamento de Estado le acaba de denegar las visas de entrada para dicho evento a once personalidades cubanas, sin ofrecer ni un solo argumento que lo justifique. El motivo es obvio, emitieron 60 visas entre ellas una a Mariela Castro Espín y otra a Eusebio Leal Spenger, hecho más que suficiente para que la mafia vociferara, blasfemara y acusara a su antojo al gobierno por dejarlos entrar en los EE.UU.
Para nadie es un secreto que Ileana Ros Lehtinen, Mario Díaz Balart, David Rivera, Marcos Rubio, Bob Menéndez y otros más, no permiten que nadie que resida en Cuba pueda exponer nuestra verdad en pleno corazón de los EE.UU., pues demostrarían las patrañas y mentiras con las que engañan a sus ciudadanos, razón por la que se oponen a la liberación de los viajes de allá para acá e incluso la restricción de las licencias que hoy otorga el gobierno con fines subversivos.
Por tanto, la verdadera causa de la denegación de las once visas es precisamente una especie de calmante que quiso darle el Departamento de Estado a Ileana Ros y su pandilla, para acallar sus aullidos por haberle otorgado la entrada a Mariela y a Leal.
Vergüenza de sistema que pretende ser ejemplo de libertad y democracia para el resto del planeta.
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