Casos y cosas del Otro #Miami.


Cuba está cambiando y el Gobierno de los EE.UU y los “anticastristas” no cambian

Por: J. M. del Río

Mi amigo Cantaclaro es una enciclopedia andante. No me canso de decirlo. Ya he dicho que lo que él no sabe, lo averigua o lo intuye, sobre todo si se trata de lo que sucede “del lado de allá del charco[1]”, en “malecón y 90[2]”, como dicen algunos amigos del barrio.  En nuestra habitual tertulia, jugando dominó y pasándola bien con algunas “Tínimas[3]”  para bajar las “chicharritas” de plátano, hablando ─ como siempre  ─, de lo humano y lo divino, pasando por todos los rincones del mundo, analizando a partir de nuestro acervo cultural y conocimientos, cada detalle de todo o casi todo, lo que llega a nuestros oídos, con un solo objetivo: Si un mundo mejor es posible. ¿Qué podemos hacer nosotros para lograrlo?

En eso estábamos, cuando Cantaclaro  ─ como siempre ─, comenzó a referirse al tema del  «otro miami»[4]  y esto fue lo que dijo: “Como Uds. conocen, cada vez que tengo una oportunidad trato de hablar con los cubanos emigrados asentados en el sur de la Florida, que cada vez con mayor frecuencia, vienen de visita a pasarla bien con sus parientes y amigos o simplemente a desandar las calles de los barrios donde nacieron o a darse un chapuzón en las aguas cálidas y transparentes de nuestras preciosas playas, o dar una vuelta por los “placeres” de pelota donde de niños jugaban o a bañarse en el mismo río que lo hacían en la adolescencia, para cargar las pilas y retornar con más bríos a lo que ahora tienen por aquellas tierras.

“Con algunos de estos visitantes he conversado recientemente y, como quien no quiere las cosas, le he formulado a todos la misma pregunta: ¿qué hay de nuevo en Miami? Por regla general a estos emigrados no les complace venir a Cuba  para hablar de la cotidianidad miamense y mucho menos de lo que algunos de ellos, con un tono que se inclina al rechazo,   llaman “el cubaneo de la calle 8”; pero cuando lo hacen es algo así como si descargaran todo el resentimiento que les produce una situación que obviamente ni les agrada, ni la comparten y que cuando están en condiciones de hacerlo, la rechazan a tambor batiente.

“Lo que más comentan sobre ese particular es que en Miami hay un grupo de “anticastristas de café con leche”, que se pasan el tiempo pregonando sus ideas obsoletas, que se empeñan en hablar de una Cuba que ya no existe,  que glorifican hasta el punto de llegar a decir la barbaridad histórica de que la Cuba de los años 50, época en la que se enseñoreaba el tirano Batista, donde como se sabe fehacientemente fueron vilmente asesinados más de 20 mil cubanos, fue la “etapa de oro” de nuestro país. Eso ofende a los que han llegado después de aquellas primeras oleadas en las que se fueron los esbirros de batistas y sus acólitos, los burgueses y los que acumularon bienes y fortuna mediante el más vulgar latrocinio, que fueron “siquitrillados”  por la Revolución triunfante y algunos seudo-revolucionarios que se equivocaron de tren. Los que han llegado después, la inmensa mayoría de los cuales emigraron por razones económicas consideran a esos antediluvianos precursores del llamado “anticastrismo”,  verdaderos fósiles, algo así como esos organismos que no corresponden  a la época geológica actual.

“Uno de esos visitantes, más bien “una” visitante, luego de sentirse un poco más confiada, me hizo un  comentario que le salió del corazón: «Mira Cantaclaro, lo que más me molesta de todo esto, es que allá se pasan todo el tiempo cacareando que es necesario un cambio en Cuba y yo que vengo con alguna frecuencia de visita, me estoy percatando  que en Cuba se está produciendo un cambio en todas las esferas del país y aquella gente sigue con la misma letanía. Cuba está cambiando y el Gobierno de los EE.UU y los “anticastristas” no cambian y para colmo ahora han llegado allá unos advenedizos que se presentan como los encargados de poner el punto final a la historia de la Revolución, que parecen que quieren inventar en Miami como asar la manteca y llegaron ladrando, aullando y berreando a más no poder, repitiendo el estribillo de los prehistóricos de por allá y demandando que se mantenga la presión contra el Gobierno cubano porque, según ellos,  sería un error el levantamiento del  “embargo” contra Cuba en estos momentos»

“Esa visitante me dijo que al asumir Obama su primer mandato, una encuesta de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) y la Brookings Institution arrojó que el 55 % de los cubanos en los EE.UU pensaba que el llamado “embargo” económico contra Cuba, debía ser levantado. En estos momentos, ese porcentaje debe haber aumentado y sin embargo estos llamados “opositores internos”, que llegan a Miami tratado de escalar posiciones, vienen ahora con ese cuento pasado de moda.  ¡Se entera uno de tantas cosas interesantes con estos visitantes!, dijo finalmente Cantaclaro al término de nuestra tertulia.

Parece que los turistas de la oposición, durante su pagada visita a Miami, no dedicaron tiempo para conversar con estos otros emigrados cubanos a los que dicen representar dentro de Cuba y no sintonizaron la frecuencia que a pesar de los pesares se va imponiendo por aquella zona.

 Ver La necesidad de un cambio


[1] De la jerga popular para referirse a los EE.UU.

[2] Dirección figurada, que en la jerga popular indica lo que está a 90 millas del Malecón habanero, es decir los EE.UU.

[3] Conocida marca de cerveza cubana, fabricada en la Provincia de Camagüey.

[4] Nos referimos al Miami de la minoría recalcitrante, de los trasnochados de línea dura que viven del negocio del “anticastrismo”.

4 comentarios sobre “Casos y cosas del Otro #Miami.

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