EL DUENDE
Para los que conocen en lo profundo el rejuego que se traen los llamados “Disidentes” y “Blogueros” que han salido al exterior de la isla después que se eliminaron las restricciones de viajes, no les es ajeno el periplo que sigue cada uno de ellos cuando se montan en un avión en La Habana.
La ruta, ya sea de la capital cubana a cualquier otro logar del mundo tiene como punto obligado tres escalas bien marcadas. Miami, la Meca de la extrema derecha del exilio cubano, Madrid, la sucursal de habla castellana y Varsovia, donde les dan lecciones y entrenamiento antes de su regreso a la isla en un Instituto fundado por el polaco Lech Walesa, el hombre que decía cuando era ya Presidente de su país que los cubanos del exilio podían ir haciendo sus maletas porque el gobierno cubano estaba a punto de desplomarse, igual que había pasado en Polonia.
Por Varsovia, por Madrid y por Miami han pasado todos los “Blogueros” y “Disidentes” cubanos que han salido a viajar fuera de su país. Me dicen que es allí donde está la pagaduría. Que no es en dólares como pagan. Que es en Euros , que son más fáciles de cambiar en La Habana. Bendita la conexión polaca. Digo yo.
Dos tumbas y unas banderas.
En uno de los cementerios de Miami descansan el sueño eterno un buen número de cubanos que han fallecido fuera de su patria a lo largo de los años, en su mayoría personas comunes y corrientes y otras de cierta prominencia en la vida pública de su país de origen , Cuba o de adopción, en ese caso Estados Unidos de América.
“Yo quiero cuando me muera, sin patria pero sin amo, tener en mi tumba un ramo de flores y una bandera”. Dejo escrito José Martí en uno de sus Versos Sencillos.
Me fui a dar una vuelta por el cementerio situado en la Calle 8 y la 32 Avenida del Sur Oeste de Miami donde reposan tantos y tantos muertos y allí me encontré entre muchas, la tumba del ex presidente cubano Carlos Prio Socarrás. Sobre la tierra extranjera, a una esquina de una tumba fria se erguía gallarda una hermosa bandera cubana con sus colores rojo, blanco y azul y su estrella solitaria. Esa bandera estaba sola, como ejemplo de soberana cubanía.
Un poco más allá, en el mismo Campo Santo está la sepultura de uno que también quiso ser Presidente de Cuba pero que por suerte no vio su ambición satisfecha. La antorcha que marca el lugar está apagada. No es solo una la bandera la que hay. Allí hay otra, puesto quwe no está sola la enseña cubana en la tumba de Jorge Mas Canosa. Porque también está en su mástil de acero , la bandera norteamericana de las barras y las estrellas. Me dicen que Mas Canosa lo quiso así. Igual que Estrada Palma, el Presidente que sentía mas como norteamericano, país del que era leal ciudadano. ¿Verdad que se nota la diferencia? Digo yo.
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