Así parece que están diciendo las integrantes de cierto grupúsculo cuya auto proclamada “Capitana de la aurora”, líder irrebatible con derecho a darle la vuela al mundo en 78 días, con todos los gastos pagos y un poco de calderillas de bolsillo para alguna que otra “pacotilla” de última hora, para lo cual no fue elegida por sus compinches, regresó recientemente de un periplo mundialista y ahora anda marcando terreno en otro peregrinaje nacional.
Resulta que la Sra. Bertha Soler, quién entre otros cuestiones que según ella resultaron importantes en su viaje, fue saludada en la Plaza de San Pedro por el Papa Federico…no, no, no piense que me he equivocado. Eso fue lo que ella misma declaró a la emisora mal llamada Martí que financia el Gobierno de los EE.UU. La periodista que la estaba entrevistando amigablemente le rectificó el gazapo diciéndole: “Francisco “Doña” Bertha, el Papa Francisco”; pero ya había metido las de caminar. Según “Doña” Bertha el Papa “Federico” fue hasta el lugar donde se encontraba y le dijo que “estaba rezando por ellas”, le dio “aliento en su lucha” y no se cuantas cosas más que supuestamente dijo el Papa en el breve instante en que le dio la mano al igual que hacía con otras tantas personas que se encontraban en la Plaza, en primera fila.
Según me cuentan, la historia de su aludido encuentro con el Papa Federico (digo) Francisco, se ha ido ampliando y ampliando y ya llega a ser una conversación prolongada, con puntos, comas y otros signos de redacción y al igual que otras cosas (plata, técnicas de subversión, consejos sobre como organizar grupos “opositores”, etc.) que supuestamente recopiló la citada “Doña” en sus andanzas por el mundo, todo apunta a que son “más bulla que cabuya”.
Lo de la plata es otra cosa. La “Doña” ha amenazado a supuestas advenedizas que se han incorporado a su grupúsculo o que quieren hacerlo que “para militar en su organización hay que cumplir con el reglamento y ha dicho además que “hay que depurar las filas de la organización para elevar la calidad”. Todo esto traducido al idioma español de las calles cubanas significa: “que quien quiera untarse, tiene que mojarse la saya”.
Un amigo norteamericano me ha contado que en los años 70 se hizo muy popular un anuncio en el cual se veía a una anciana con una hamburguesa en la mano que era más pan que otra cosa, que exclamaba con una cómica expresión “Where is the beef?” (¿Dónde está la carne?), para de esa forma desprestigiar a las hamburgueserías de la competencia. Con “Doña” Bertha está pasando lo mismo, aunque aquí se trata de otra cosa. Algunas integrantes del grupúsculo o que aspiran a serlo (si con eso resuelven su problema), con cierta suspicacia están preguntando ¿y dónde está la plata?
Quizás “Doña” Bertha, para explicar su cuestionada posición, pueda utilizar la historia del cobrador de impuestos de un Rey que se quejaba de que aunque los impuestos en su Reino eran altos, a las arcas de su reinado estaba llegando muy poco de lo recaudado. El taimado cobrador de impuestos convocó a los Ministros del Rey y en presencia de este último, hizo circular un gran pedazo de hielo de mano en mano que cuando finalmente llegó a las manos del Rey, el hielo lógicamente se había reducido considerablemente: “Eso es lo que sucede su Majestad, que lo recaudado pasa por muchas manos”.
En su periplo mundialista “Doña” Bertha recibió su mesada cuando ya había pasado por varias manos, por lo que ya venía reducida, no obstante lo cual, como se dice en buen cubano: “se tocó con limón”; pero ¿de que tamaño piensan Ustedes que llegará a las manos de los miembros de fila de su grupúsculo? Sobre el particular Pancho, el “disidente” de mi barrio está diciendo lo siguiente: “Yo voy a ver con que cuento viene esta gente ahora. Si el “beneficiado” va a ser el pueblo como dicen ellos, que empiecen a repartir la plata y se dejen de cuentos de camino”.
Cuando finalizaba de escribir estas notas me entero de un rompimiento masivo que se ha producido en el seno del grupúsculo que mal dirige “Doña” Bertha, que reseñaré en mi siguiente comentario. Ya lo dije al principio, lo de esta “Doña” y los otros turistas grupusculeros, más ha sido la bulla que la cabuya.
Cabuya: Se emplea por los venezolanos para criticar lo anunciado con mucha propaganda pero resulta de muy ínfima calidad.
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