Arthur Gónzalez \ El Heraldo Cubano
Desde el uno de octubre Estados Unidos está en paro parcial por la falta de fondos para pagar a empleados públicos que ejecutan operaciones de la administración federal. La crisis presupuestaria se produjo por la falta de acuerdos en el Congreso para aprobar los fondos que deben financiar al Gobierno en el nuevo año fiscal.
Los responsable de este descalabro son los integrantes del ala más conservadora y reaccionaria del partido republicano, fundamentalmente el movimiento Tea Party, que presionan al Presidente Barack Obama con el fin de condicionar esa financiación a retrasos en la aplicación de la Ley de Salud Asequible, conocida como Obamacare, algo que rechazan los demócratas.
Por supuesto, en ese bando se encuentran los miembros de la mafia anticubana que rechazan a Obama por algunos ajustes a la política contra Cuba, al interpretarla como favorable a la Habana, a pesar de que la misma incrementa las acciones de subversión política que buscan derrocar a la Revolución por otra vía.
La parálisis del gobierno ha obligado a dejar en sus casas a cerca de 800 mil funcionarios, entre ellos casi el 70 % del personal civil de las agencias federales de inteligencia como la NSA y la CIA.
El cierre afecta también a miles de turistas que desde el lunes no pueden visitar los museos públicos y el zoológico nacional, el memorial Lincoln el monumento a la Segunda Guerra Mundial, y la emblemática estatua de la Libertad.
Estados Unidos considerado como el país más desarrollado del mundo, tiene uno de los peores sistemas de salud, de ahí el empeño del Presidente en intentar una ligera mejoría para los que no cuentan con seguros médicos, debido a sus bajos ingresos.
Las empresas privadas que hasta la fecha no se afectaron con la parálisis, ya comienzan a preocuparse por la prolongación del cierre parcial del gobierno, lo que indiscutiblemente afectará cada vez más la confianza de los ciudadanos en la economía norteamericana, que no es socialista ni nada se le parezca.
Parte de los 800 mil empleados públicos que han quedado sin sueldo no podrán consumir en los centros comerciales, comprar automóviles, viajar en avión, o cenar en restaurantes.
Si bajan las ventas, el sector privado también se verá obligado a reducir las horas de trabajo a su personal.
Por cada semana que el gobierno siga cerrado, la economía estadounidense podría perder 0,15% del crecimiento anual, calculó David Stockton, ex director de investigación de la Reserva Federal quien ahora trabaja en el Instituto Peterson.
Las contradicciones entre la ultraderecha y el reformismo demuestran que los de arriba no pueden seguir gobernando como antes, los de abajo comienzan a tomar conciencia de no querer seguir viviendo como antes, por tanto ¿Ocurrirá una primavera norteamericana al estilo de la árabe? Todo puede suceder.
Los republicanos de la Cámara de Representantes están llevando a cabo una cruzada ideológica, para negarle seguros de salud asequibles a millones de estadounidenses.
El llamado “sueño americano” es cada vez más difícil de alcanzar; según un sondeo realizado recientemente arrojó que el 74% de los encuestados cree que hoy es más difícil encontrar buenos trabajos, ahorrar para el retiro, avanzar financieramente, pagar la atención médica, mantener a los hijos y encontrar vivienda decente y asequible.
Pero a pesar de este panorama tan sombrío de la economía yanqui, su obstinación por derrocar a la revolución cubana se mantiene intacta.
El gobierno de Obama conserva el mismo esquema subversivo de administraciones anteriores y los presupuestos para las inútiles Radio y TV Martí, emisoras fueron fundadas en los años 80 para apoyar a la contrarrevolución interna creada y financiada por la CIA.
Ambas emisoras le han costado al gobierno norteamericano más de 500 millones de dólares desde que salieron al aire; sin embargo los mecanismos de interferencia diseñados por ingenieros cubanos impiden que se escuche o se vean las señales.
A este gasto se suman los 20 millones de dólares que anualmente el presidente Obama aprueba para los planes subversivos contra Cuba, los que no logran los resultados esperados.
Si esos millones se emplearan en beneficio del pueblo norteamericano, no tuvieran los problemas internos que hoy confrontan, entre ellos las solicitudes de subsidio por desempleo que ya alcanzan la cifra de 308 mil semanales.
Pero es mucho el odio hacia Cuba para dejarlos ver con claridad, y como dijo José Martí,… “las piedras del odio, apoco de estar al sol, hieden y se desmoronan como masas de fago”.
Y así mismo se desboronará la política obcecada del imperio contra la República de Cuba.
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