Por: Arthur González | El Heraldo Cubano
Desde hace casi dos décadas la Unión Europea dejó de ser independiente en el caso de Cuba, plegándose a los dictados de la política hostil y criminal del gobierno norteamericano, que busca desde hace 53 años rendir por hambre a su pueblo, con el objetivo de que renuncie al sistema socialista. En esa línea de actuación y a propuesta del entonces presidente español José María Aznar, hijo adoptivo de la mafia anticubana de Miami, en 1996 se aprobaron sanciones contra Cuba, bajo pretextos falsos y gastados made in USA.
A pesar de eso la Revolución no cedió y mantuvo su dignidad e independencia de los Estados Unidos, demostrando que la guerra sicológica generada por el imperio del norte era la creadora de las campañas mediáticas que intentaban satanizar al Gobierno de la Isla, en relación con el enfrentamiento que hacia sobre los asalariados de Washington.
A final España albergó a una gran parte de los llamados “disidentes” liberados por el Gobierno cubano y muy rápido constató la calaña de cada uno de ellos, convirtiéndolos de “refugiados políticos” en revoltosos sin atención ni realce mediático como el que gozaban cuando eran denominados “opositores y luchadores por la libertad de Cuba”.
Casi al terminar el año 2013 y convencida del fracaso de su política anticubana, la Unión Europea tiene previsto aprobar, el 16 de diciembre durante la reunión de sus ministros de Exteriores, un mandato para negociar con Cuba un acuerdo bilateral que permita normalizar las relaciones y en un futuro, superar la “posición común” que desde 1996 rige la política de la UE hacia la isla, siguiendo las exigencias de Washington y Miami.
El anunciado acuerdo no estará exento de presiones, detectándose ya las primeras manifestaciones de lo difícil que le será a la Unión Europea recuperar su independencia de la política norteamericana hacia Cuba.
En este sentido, al conocer los planes de la UE el llamado “Observatorio Cubano de Derechos Humanos”, en Madrid, creado con el financiamiento de los Estados Unidos y que jamás se ha preocupado por las flagrantes violaciones de los derechos humanos del pueblo español, sus 5,6 millones de desempleados, y las salvajes represiones policiales contra pacíficos trabajadores y estudiantes, le envió una carta al jefe de la División del Caribe de la Unión Europea en Bruselas, John Caloghirou, donde le exigen que mantengan las sanciones contra Cuba, con la cantaleta de la supuesta violación de los derechos humanos.
Ante esta nueva campaña de presiones, diseñada desde EE.UU. para evitar que la Unión Europea levante las sanciones, Caloghirou se vio obligado a declarar en nombre de la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton, que es preocupante “la represión y violencia contra activistas pacíficos cubanos que ejercen “su derecho de libre asociación o de expresión de opinión”.
Sin embargo, muy diferente es la posición de Catherine Ashton, cuando se trata de España, Grecia, Portugal, Francia, Gran Bretaña, Italia o Alemania. Para ella las brutales represiones policiales contra los que solicitan trabajo, el cese de los desalojos y mejoras en los sistemas de educación y salud, no son violaciones permanentes de sus derechos humanos.
Ante eso sus declaraciones son omisas o pálidas para condenar a los gobiernos, no se acogen denuncias de las organizaciones de trabajadores ni estudiantiles, ni a sus líderes se les pagan los gastos de viaje, alojamiento y manutención, como se hace con los asalariados de Washington provenientes de Cuba que son presentados en el Parlamento Europeo.
Esperemos entonces a la próxima reunión de Cancilleres europeos para comprobar que la Unión Europea se mantiene al servicio del Gobierno norteamericano y que le será muy difícil cortar esa atadura aceptada gustosamente en 1996, a propuestas del ahijado predilecto de la mafia anticubana de Miami, el señor Aznar, aunque esa política sea contraria a los propios intereses económicos europeos.
Deja una respuesta