A cada cual el justo calificativo


terroristas y mercenarios

Por: J. M. del Río*

Me gustaría sugerirles a los amables lectores que, en la medida de sus posibilidades, dedicaran algún tiempo a revisar determinados medios de prensa occidentales que publican informaciones relacionadas con Cuba y que se tomaran la molestia de analizar las frases y palabras que repetida y cansonamente se utilizan en esas reseñas . A partir de ese ejercicio analítico que cada cual piense lo que su reflexión y antecedentes le sugieran. Por mi parte, cada vez estoy más convencido que se tratan de palabras y frases delineadas por ciertos especialistas, con vistas a fabricar y proyectar una forma de pensamiento anticubano.

No soy ni un analista, ni un académico, ni un especialista en politología. Soy un simple mortal, eso sí,  que defiende la Revolución cubana, que he aprendido a respetar a mis adversarios que actúan con limpieza, aunque discrepen de mis opiniones y criterios; pero que, por naturaleza, rechazo a los que actúan como correveidile  de determinados intereses y se pliegan al bastón de mando de los que rigen el imperio. Dicho esto les comento lo siguiente: pienso que detrás de la actividad que expongo en el primer párrafo, se encuentran algunos de los centros de estudios sobre Cuba que se han creado en determinadas universidades en estos años de Revolución, más de un “académico” y un considerable número de “periodistas”, que no responden precisamente a motivaciones académicas o periodísticas, que se caracterizan por sus reprochables e injustificables vinculaciones con algunas Agencias del Gobierno de los EE.UU., que su trabajo dista mucho de responder a legítimos  estímulos académicos o periodísticos y que más bien se corresponde con la estrategia de subversión político-ideológica del Gobierno de los EE.UU contra Cuba.

Resulta evidente que a los gobernantes estadounidenses lo que les interesa es que se generalicen criterios  dirigidos a demostrar, bajo una cobertura académica y de pretendida objetividad científica, la inviabilidad del socialismo en Cuba y con esa misma cobertura sustentar su estrategia subversiva contra la Revolución cubana para justificar sus acciones ante el resto del mundo. Si durante algún tiempo se observaba alguna discreción en esos vínculos, en estos momentos son cada vez más evidentes y públicas las funciones de las agencias del gobierno norteamericano que financian esa actividad “académica” y “periodística”, en primer lugar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y de una forma menos abierta, pero igualmente prominente, la Agencia Central de Inteligencia (CIA); de donde podríamos conjeturar que algunos de esos centros y ciertos “académicos” y “periodistas”, no son más que “heraldos” del Gobierno de los EE.UU. incluyendo sus servicios de inteligencia, y que su labor es reciclar conceptos, frases, ideas e incluso palabras aisladas que luego forman parte de estudios “académicos” y más tarde son empleados por los medios masivos y por las organizaciones e instituciones creadas por ellos, para participar en el enfrentamiento a la Revolución Cubana, en las campañas de subversión político-ideológica, dándole un matiz de cientificidad e imparcialidad a esos juicios tergiversados y sin sustento objetivo.

Son instituciones e individuos promotores de lo que podría llamar pensamiento inercial mimético, que luego es utilizado de forma acrítica o mal intencionada por todos aquellos que de una forma u otra, consciente o inconscientemente, actúan contra la Revolución cubana, todo lo cual no es nuevo en la estrategia de ataque del Gobierno de los EE.UU y de sus Agencias destinadas a esos menesteres. Lo novedoso ahora es la forma pública y abierta en que se hace. En otros momentos el financiamiento circulaba solamente a través de Fundaciones o de instituciones “privadas” y la mano del gobierno quedaba oculta. Ahora no descartan ese mecanismo y además actúan de forma directa, sin disimulos, públicamente enunciada.

Muchas de las “operaciones encubiertas”, que antes eran ejecutadas clandestinamente por  oficiales de la CIA y agentes secretos, empleando medios y métodos de inteligencia, actualmente son realizadas abiertamente por un ente con personalidad jurídica propia, que ha surgido a raíz de la agresión de los EE.UU a Irak, al que genéricamente se le llama “contratista”. Estos personajes, que en épocas anteriores eran catalogados de “mercenarios”, ahora actúan “a la luz del sol”, con coberturas de agencias como la USAID, sin ocultar su modus operandi e incluso justifican su proceder como algo intrínseco al “sistema democrático”, al “mundo civilizado”.

Dejo aquí,  por el momento,  estas observaciones. Ahora les tengo una pregunta: ¿Cómo llamaría Ud. al nacional cubano que se preste para servir a la estrategia de subversión contra Cuba que desarrolla el Gobierno de los EE.UU: “opositor pacífico”, “disidente”, “periodista independiente”, “activista anticastrista”?  Por mi parte en estos casos aplico la lógica revolucionaria: ni tolerantes ni implacables, por lo que con modesta convicción continuo llamándolos “mercenarios”.

 *colaborador del blog

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