
“Se dice que eran tantas las personas que sintonizaban en la radio sus homilías dominicales que se podía ir por la calle sin perderse ni una frase, porque se iba enlazando el sonido de la radio de una persona con el de la siguiente. Pero Romero no sólo hablaba, sino que también escuchaba, a sacerdotes y campesinos, a trabajadores y hombres de negocios.”
Por: María Carla Gonzalez*
Monseñor Oscar Arnulfo Romero fue el Heraldo del amplio sector religioso en El Salvador que comenzó a denunciar a la oligarquía, al gobierno, a los partidos políticos, al ejército y a los cuerpos de seguridad, por sus posiciones excluyentes, antidemocráticas y represivas.
Esta posición, abiertamente contraria a los intereses en el poder, provocó que estos sectores empezaran a ser señalados como simpatizantes y auxiliadores de los movimientos comunistas en el país, motivando el asesinato sistemático de sus miembros por los famosos escuadrones de la muerte adoctrinados por la Agencia Central de Inteligencia de los EE.UU. (CIA); cuya expresión más cobarde y vil fue el asesinato de Monseñor Romero a manos de un francotirador en plena misa frente al pueblo.
Aunque su vida fue sesgada, su prédica no pudo ser apagada, porque ya tenía voz propia en el pueblo salvadoreño y sus palabras se multiplicaban en el latir del corazón de la Patria Grande y de todos los pobres y oprimidos del mundo.
Romero se mezcló entre los pobres y de la misma forma en que hizo suyo su martirio se tornó justiciero. Supo como nadie que Dios es de ellos, es su defensor y liberador. Tal vez por eso, muchas veces fue acusado de ser demasiado activo en el terreno político incluso por sus colegas católicos.
Lo cierto es que comprendió que como cristiano y obispo, no se podía permanecer indiferente ante las grandes injusticias sociales que veía en su país ni las existentes en América Latina que mantenían a la mayoría de nuestros pueblos sumidos en la inhumana miseria.
«la Iglesia de América Latina, dadas las condiciones de pobreza y de subdesarrollo del continente, experimenta la urgencia de traducir ese espíritu de pobreza en gestos, actitudes y normas que la hagan un signo más lúcido y auténtico de su Señor. La pobreza de tantos hermanos clama justicia, solidaridad, testimonio, compromiso, esfuerzo y superación para el cumplimiento pleno de la misión salvífica encomendada por Cristo».
«Evangelio es una encarnación de Dios en todas las circunstancias humanas y que una Iglesia que no se mete en política y que no denuncia la injusticia que se hace al pueblo, no es la Iglesia de Jesús. Además, que la Iglesia tenía la obligación de participar en las denuncias de las injusticias»
Devino voz y consuelo de la gente (campesinos, obreros y cristianos) que recurría al sistema judicial salvadoreño en busca de ayuda en lo relativo a los presos políticos y los desaparecidos y no la encontraba, mientras la tortura continuaba.
Denunció con vehemencia la injusticia y la represión del gobierno militar apoyada por los Estados Unidos contra aquellos que se manifestaban pacíficamente y exigían sus derechos ciudadanos. Incluso, escribió una carta de protesta al presidente Jimmy Carter exigiéndole frenar el apoyo militar que tanto sufrimiento causaba al pueblo.
A treinta y cinco años de la muerte de monseñor Romero la realidad de pobreza y exclusión, no ha terminado para millones de latinoamericanos, aunque se están concretando importantes espacios con el objetivo de su erradicación como son la CELAC y el ALBA. Encaminados hacia áreas fundamentales de la convivencia humana, la integración y la participación desde el ejercicio de la libertad individual y de los pueblos del mundo mediante el respeto al otro y a lo diverso por alcanzar la paz y la justicia social.
La vida de monseñor Romero nos invita a ponernos en la perspectiva de Jesús y optar por los pobres. Precisamente esa es la posición que adopta a diario el Papa Francisco y así lo expresa en sus homilías, sin temor a que las ultraderechas lo encasillen en una u otra ideología.
Francisco no busca complacer más que a los pobres y apoyar toda causa que implique el mejoramiento de su vida terrenal.
Por eso, critica al capitalismo salvaje engulle hombres, exhorta a la gente a que ame y cuide a su familia, invita al hombre a que interactúe mas entre sí y sea más solidario con el dolor ajeno, reclama el cese de las guerras y la solución pacífica y negociada de los conflictos donde quiera estos ocurran. Por eso apoya y fue actor activísimo en el restablecimiento de relaciones entre los gobiernos de Cuba y EE.UU.. Por eso decide beatificar a Romero.
Cuando la Iglesia es una con la gente no desfrauda sino que multiplica la confianza y la fe en un futuro mejor.
«…Resucitaré en el pueblo…».
Romero.
Fuentes consultadas
- http://www.comitesromero.org/romero.htm
- http://www.sicsal.net/cuba/
- http://www.un.org/es/events/righttotruthday/romero.shtml
- http://www.javeriana.edu.co/theologica/UserFiles/Descarga/ediciones/133/El%20martirio%20de%20monsenor%20Oscar%20Arnulfo%20Romero%20-%20133.pdf
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*editora del blog
Twitter: @Santamambisa
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