La VII Cumbre de las Américas: El debate (bronca) entre los partidarios de Washington y el llamado exilio histórico.
Por: Mariano Álvarez.
A pocos días de celebrarse en Panamá la VII Cumbre de las Américas, donde se espera con ansiedad la presencia de los presidentes de Cuba y Estados Unidos- por ese solo hecho se recordará como un evento histórico- se incrementan en Miami las pugnas entre los partidarios de la nueva política del ejecutivo norteamericano con relación a Cuba y aquellos que se oponen bajo los mismos argumentos de la vieja política, probadamente fracasada.
Ha trascendido, aunque no expandido, que el Departamento de Estado está preparando y financiando a un grupo bien seleccionado de supuestos opositores internos, varios de ellos ya de gira por países de América Latina y Europa, que según sus criterios, representarían en los Foros de la Cumbre que organiza la OEA, la verdadera Sociedad Civil Cubana, en detrimento de aquellos legítimos representantes de organizaciones sociales, de masas y asociaciones reconocidas legalmente en Cuba.
Sin embargo, para varias organizaciones de cubanos radicadas en la Florida- pertenecientes a la Asamblea de la Resistencia-, ninguna de esas delegaciones constituye la Sociedad Civil Cubana; una por responder a los designios del Gobierno norteamericano y la otra por estar alineada a los intereses del Gobierno cubano.
En sintonía con esas consideraciones y enaltecidas por congresistas y senadores anticubanos, las organizaciones agrupadas en la Asamblea de la Resistencia, entre ellas, el Directorio Democrático Cubano, Mar por Cuba, Junta Patriótica, Brigada 2506, Alpha 66, Consejo por la Libertad de Cuba, Grupos de Ex Presos, 30 de Noviembre, Cuba Independiente y Democrática, Movimiento Democracia y figuras aislada como Luis Enrique y Darsi Ferrer – no son hermanos-, se afanan por intentar llegar a Panamá, conscientes que hay un antes y un después.
Y es que las que no estén allí, poco podrán influir en el futuro de Cuba. No es que no vayan a recibir financiamiento, pues todo hace indicar que recibirán algo para que participen en algunas escaramuzas a conveniencia. Pero no serán tenidas en cuenta para un protagonismo significativo. Se han percatado que la balanza se está inclinando hacia actores nuevos y no tan nuevos, pero que transitan aceleradamente en el nuevo escenario, ante el agotamiento de los que ya no tienen nada nuevo que exhibir como no sea romper discos en la calle 8, ya sea con aplanadora o armando griterias.
En tanto eso, pretenden llevar a Panamá a otro grupo de “delegados”, tanto radicados en la isla como en la diáspora, a los que consideran sus legítimos representantes y del pueblo cubano de a pie. Hacerse presentes y visibles es vital para el futuro por lo planean otros eventos interno, coincidentes con el de Panamá, para lo cual han convocando a sus diezmados seguidores.
Y esto es otro tema de controversia, pues un grupo quiere que los escasos fondos de que disponen se pongan en función de los opositores internos, pero otros no se quieren perder la fiesta panameña, tal es el caso Janisset Rivero, del DDC y Silvia Iriondo de MAR por Cuba, cuya organización e integrantes por su vestuario y el telón propagandístico que usan en sus actividades pueden ser confundidas como miembros del grupo terrorista ISI.
Miembros de estos grupos comentan que los escogidos por la Casa Blanca –en su mayoría opositores internos- y particularmente los más favorecidos (Manuel Cuesta Morúa, Juan Antonio Madrazo Luna, Kirenia Núñez, Laritza Diversent, Dagoberto Valdés, Rosa María Payá…) son individuos de élite, que aprovecharán la ocasión para lucirse, obtener protagonismo y los recursos logísticos y financieros que antes les daban las instituciones federales y privadas norteamericanas a las organizaciones en el exterior, con el fin de lograr la “transición democrática de Cuba”.
Según fuentes bien informadas, en lo que sí tienen razón es que en el caso cubano la OEA seleccionó la “delegación” que escogió Estados Unidos para representar a Cuba sin tomar en cuenta a la Asamblea de la Resistencia, es decir, que sus seguidores internos como Antunez, Berta Soler, Martha Beatriz Roque, entre otros, no fueron aceptados como participantes en los Foros de la “Sociedad Civil y Actores Sociales”, y el de “Jóvenes”.
Lo de la Soler no tiene precedentes y hay bastante rechazo por ella tanto en Washington como en Miami. Ella se creyó en serio que era la Líder y que podía hacer plantones a los norteamericanos (a la Jacobson por ejemplo). Lo cierto es que aún subsiste porque han empleado mucho dinero y con compromiso contraído no se puede desmontar en dos minutos, pero de que tiene sus días contados…..
Por ello, es que la Asamblea de la Resistencia llevará un grupo a Panamá por su cuenta a manifestarse contra los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, en un denominado “el Foro Paralelo de los cubanos”. Sin embargo, no están conscientes que a lo mejor ni tan siquiera pueden salir del aeropuerto, pues con la magnitud del aparato de seguridad que se mueve con los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, la ciudad quedará prácticamente paralizada. O simplemente se harán invisibles.
Obvio que la gran prensa estará centrada especialmente en las figuras de ambos mandatarios, sus actividades y movimientos; por lo que difícilmente se ocupará de cubrir un evento paralelo como el que planifican.
Ante la situación actual, ya aparecen sus propios disidentes –de la Asamblea- que sostienen que el “exilio político histórico” en su conjunto es poco atractivo y tendrán que ser muy creativos de lo contrario van a perecer, pues no pueden competir con el proyecto del Gobierno Norteamericano de crear una “sociedad civil cubana independiente” a su manera.
El punto crítico- como siempre- es el dinero que circula hoy por una ruta diferente a la suya.
Para competir con el proyecto del gobierno norteamericano de crear una Sociedad Civil agrupada en la” Plataforma de Integración Cubana”, algunos de los miembros de la Asamblea de la Resistencia están convocando al “Acuerdo por la Democracia en Cuba”, del cual nunca formaron parte. Un engendro de hace casi 20 años de antigüedad, que se firmó en la ciudad de Lubin, Polonia en 1998 y que luego trataron de darle nueva vida en el 2007, sin resultados notables. Algunos líderes del exilio tienen una visión más realista y lo llaman “Acuerdo por la Demagogia en Cuba”, considerando que solo se volverán promesas y ahí quedará todo.