Rolando Cartaya,  ¿una “Leyenda del Exilio”?


Por Tulio L. Pedroso

No puedo creer que a Lilo Vilaplana se le haya olvidado incluir a este personaje en su ¿exitosa? serie “Leyendas del exilio” (entiéndase, terroristas de la mafia anticubana de Miami); quizás haya sido resultado de un olvido involuntario o un problema de presupuesto, pero por si acaso, para actuar con justicia, le recordaremos algunos pasajes de este “patriota” que no debe ignorar y que seguramente nos agradecerá.

Esta “ilustrísima figura” trabaja desde hace años en la llamada Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC), apéndice de la ultraderechista Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) conocida por su apoyo y financiamiento a acciones terroristas contra la Mayor de las Antillas.

En Cuba se graduó de periodismo en la Universidad de La Habana en 1976 donde mantuvo la actitud de un joven revolucionario que pretendía destacar por su verticalidad e intransigencia que, por momentos, rayaba en un extremismo en el que siempre intenta ocultarse un oportunista consumado.  

Al concluir sus estudios pasó a trabajar en la página cultural del periódico Juventud Rebelde, órgano oficial de la Juventud Comunista Cubana. Pero bastó poco tiempo para que desvelara su doble moral y verdadera esencia mercenaria al pasarse abiertamente a las filas de la contrarrevolución detrás de los dólares que destina Washington a la subversión.

Para colmo de su cipayismo se auto titula “periodista independiente”, pero es bien conocido como Estados Unidos fabrica un “periodista independiente” en Cuba. También se auto proclama “ex preso político” por haber cumplido una sentencia de 2 años por desacato trabajando durante todo ese tiempo como barrendero y fumigador.

Amigo entrañable del contrarrevolucionario, ya fallecido, Ricardo Bofill Pagés, quien llegó a nombrarlo vicepresidente del llamado Comité Cubano Pro Derechos Humanos. Otra prueba de la valía de ese refrán de Dime con quien andas y te diré quien eres”.

El Fullero, como era conocido Bofill Pagés, decidió marcharse de la Isla en octubre de 1988 al quedarse sin seguidores y totalmente desprestigiado tras haberse demostrado públicamente su baja catadura moral, su oportunismo y deslealtad hasta con sus propios socios de la contrarrevolución, y que sus actividades eran dirigidas y financiadas por la entonces Sección Intereses Norteamericanos en La Habana (SINA).

Poco tiempo después le siguió sus pasos su amigo Cartaya, quien a su llegada Miami  comenzó a trabajar en la mal llamada Radio TV Martí, donde llegó a ser Jefe de Turno del Noticiero, gracias al apoyo brindado por la FNCA.

Acomodado en ese puesto, en gesto de agradecimiento, integridad y austeridad –por supuesto, hacia su propio bolsillo- llamaba a sus amistades y relaciones en Cuba desde los teléfonos de esa estación de radio para que el gasto lo asumiera la emisora.

También ha demostrado su habilidad para desviar hacia su peculio algunas cantidades de los fondos que generosamente aportan laNacional Endowment for Democracy  (NED) y United States Aid Internacional Development (USAID) para la subversión en Cuba,sin que hasta el momento nadie se haya percatado o no quieran hacerlo, pues lo más probable es que otros integrantes de la FDHC también estén sisando parte de ese financiamiento para beneficios personales, siguiendo el antiguo refrán de que “al César lo que es del César…”

Tampoco es un secreto que tuvo problemas laborales con Margarita, la entonces Jefa de Noticias, y  con la  “humildad y lealtad que lo caracteriza” y con absoluto irrespeto a la preferencia sexual de las personas, comenzó a regar a sus espaldas el rumor de que era lesbiana.

Pero eso no es todo. En su desmedido afán de lucir y, por supuesto, ganar con facilidad más dinero, se apropiaba de noticias de agencias internacionales, especialmente Reuter, que a su vez habían sido obtenidas de los despachos de Prensa Latina. Lo mismo hacía con los “reportes” de los “periodistas independientes” en la Isla como fuera denunciado por el ingeniero Otuardo Hernández Rodríguez, devenido “periodista” en el 2001 de Radio Martí, pero que en realidad era el agente Yanier de seguridad cubana.

De lo “cuidadoso y meticuloso” de su trabajo da fe el hecho de que lo despidieron -dice él que injustamente- en 2019 al publicar un artículo sobre Tomás Regalado y publicar una foto de otra persona, quizás menos agraciada físicamente, lo que ocasionó protestas del interesado y de los televidentes.

De su amplia “moralidad”, tan amplia que es doble,  resalta el hecho de  que mientras su esposa Idania, madre de sus hijos,  padecía de un cáncer en fase terminal que la mantuvo postrada en cama hasta fallecer en el 2003,  él y una  periodista “independiente” (entiéndase, dependiente de los dólares de Washington), cuyo nombre preferimos no mencionar, mantenían una intensa relación sentimental con planes de unirse oficial y legalmente, una vez se produjera el fallecimiento de Idania.

Finalmente sobre su sensibilidad y protección a los más desprotegidos, virtud por la cual seguramente lo cobijaron y dieron trabajo las agencias norteamericanas de espionaje, vale la pena relatar que para salir de Cuba él y un amigo –cuyo nombre nos reservamos por ahora- gestionaron infructuosamente asilo en las embajadas colombiana y ecuatoriana.  En el caso de ésta última, el embajador,  trasladó que: “Cartaya y su amigo trataron de que él les diera asilo político con urgencia, argumentándole el propio Cartaya que ellos habían sido los autores del incendio que se había producido unos días atrás en el círculo infantil Le Van Than en Marianao”. 

Teniendo en cuenta tan abominable hecho, repudiado por todo el mundo, el embajador le negó el asilo, lo cual no hizo el Vecino del Norte que lo acogió y favoreció para que hasta el día de hoy se mantenga haciendo todo lo posible por hacerle cada vez más difícil la vida a todos los habitantes del país que lo vio nacer; aunque, por supuesto, como perfecto oportunista calculando  siempre sus beneficios personales ante cualquier oportunidad que se le presenta para satisfacer su codicia.  

A los directivos de la FDHC les viene como anillo al dedo el pasaje bíblico que advierte: no hurtareis, ni engañareis o mentireis unos a otro. Levitico 19:11. Pero cuidado con Cartaya que con tal de convertirse en leyenda es capaz de robarle las herraduras a un caballo a galope.

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