¿Presidente designado en Cuba?


Por M.H.Lagarde

El presidente cubano es electo por el parlamento; pero Cuba no es el único país del planeta donde sucede esto.

Era previsible la atención que se le pondría dentro y fuera del país. Fue un acontecimiento histórico, sin dudas, lo ocurrido en Cuba este 10 de octubre cuando en sesión extraordinaria la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) eligió de entre sus miembros al presidente y al vicepresidente de la República, la dirección del Consejo de Estado, a partir de entonces coincidente con la de la ANPP y renovó dicho Consejo.

No han faltado críticas y cuestionamientos en parte de los grandes medios internacionales. Algunos hablan, por ejemplo, de la “designación” de Miguel Díaz-Canel Bermúdez como presidente y de que este no fue electo de forma directa por los electores. Lo exponen como un pecado del sistema electoral de la Isla.

A decir verdad, viéndolo en el instante preciso de la elección, el presidente cubano es electo por el parlamento; pero Cuba no es el único país del planeta donde sucede esto. De hecho, no es escueta la lista de naciones que en la actualidad recurren a una elección de segundo grado o indirecta para la elección de sus principales líderes.

En España, por ejemplo, el presidente del gobierno dimana del Congreso de Diputados, donde es electo. El primer ministro del Reino Unido también es seleccionado de entre los parlamentarios y debe contar con la aprobación simbólica del monarca. En Japón, según la constitución, el emperador denomina al primer ministro, con el consejo de la Dieta, pero en la práctica resulta ser electo el líder del partido con mayoría parlamentaria. Ni el presidente ni el canciller de Alemania son elegidos por sufragio universal, sino que son votados por instancias parlamentarias. Mientras, en Estados Unidos, contrario a como muchos creen, ser presidente depende de un entramado eleccionario indirecto, donde el voto de los llamados compromisarios políticos puede suplantar al de millones de electores, tal como ocurrió con George W. Bush en el 2000 y más recientemente con Donald Trump.

Los enemigos jurados de Cuba y otros que no son enemigos tal cuales; pero se dan a la crítica obviando transitar por el estudio del fenómeno, satanizan el modo cubano. Hay que explicar que, aunque no sea el sistema perfecto -¿existe alguno?-, tampoco es el peor y sí tiene amplias cualidades democráticas.

La elección del 10 de octubre en el Palacio de Convenciones de La Habana contó con garantías y se apegó al mandato de la Constitución refrendada en abril y la Ley Electoral aprobada en julio. Díaz-Canel, quien reinaugura el cargo de presidente de la república (abolido formalmente en 1976), cumple todos los requisitos de elegibilidad establecidos.

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Dicho en breves palabras: Díaz-Canel fue electo por el voto de la mayoría absoluta, calculada a partir de los 599 diputados que actualmente integran la Asamblea Nacional, y recibió 579 votos favorables, en una sesión de la ANPP que contaba con quorum requerido, 580 diputados presentes, tras un sufragio libre, igual, directo y secreto.

Elección de segundo grado no es por definición falta de democracia. El caso de la Mayor de las Antillas bebe lo positivo de distintas fuentes del constitucionalismo, tiene en cuenta las experiencias prácticas y se ajusta a las condicionantes propias del pasado y el presente de la Revolución.

El sistema electoral cubano, legitimado con la amplia aprobación popular de la nueva Constitución, más allá de lo jurídico, se respalda en razones históricas que conllevaron a la formulación de una concepción propia de la organización del estado: el poder popular.

Fue ese el que se puso en marcha durante las elecciones del 10 de octubre, el poder del pueblo. Señalamientos en negativo siempre habrán. Ignorarse no puede, sin embargo, que los Diputados representan al pueblo que los eligió directamente en las urnas y que sectores mayoritarios de la población (trabajadores, campesinos, jóvenes universitarios y preuniversitarios y mujeres) fueron representados por la dirección nacional de sus respectivas organizaciones durante la conformación de las candidaturas.

Tampoco puede omitirse que Díaz-Canel y el resto de los electos para las distintas responsabilidades estatales, en su condición de diputados, ya habían sido respaldados con el voto directo de sus electores hace poco más de un año, en marzo de 2018, y que la nueva constitución contempla la culminación del mandato de esta legislatura.

Entonces, como insinúan algunas de las grandes corporaciones mediáticas:

-¿Tienen los cubanos un presidente designado?

-No, el Presidente fue electo por el pueblo.

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