Por: J.M del Río
¿Sabían que este señor alcalde tiene en su nómina a varios de los miembros activos del CLC?
Cantaclaro
Mi amigo Cantaclaro es un archivo ambulante. Le saca punta a cualquier hecho, si de defender la Revolución se trata. El fue quién alertó a los compadres del barrio, en nuestras habituales tertulias de fin de semana, sobre algunos sucesos que implican a la llamada “disidencia” que evidenciaban la real naturaleza de estos personajes. Como si fueran poco las pruebas que constantemente se obtienen sobre los vínculos ignominiosamente serviles empleado-patrono que estos elementos mantienen con la Sección de Intereses de los EE.UU. en La Habana. “Ahora ─ nos explica Cantaclaro ─, translucen además otras evidencias que demuestran quiénes son verdaderamente estos parásitos oportunistas que se erigen como «pacíficos defensores de los derechos humanos» y de la «libertad y la democracia» en Cuba”.
“Observa esto ─ nos dijo Cantaclaro ─, ¿quiénes son los que apoyan a estos llamados «disidentes»?” , y acto seguido procedió nuestro amigo a enumerar sus observaciones. “El Alcalde de Miami, un caballero nombrado Tomás Regalado, anduvo de viaje por España. Allí sostuvo un encuentro con el Canciller del Gobierno de Rajoy. En la conversación no se habló de los «indignados», ni de la crisis que se está comiendo a España por un costado.
En la jungla del otro Miami, allí donde pululan los que se dedican al negocio del «anticastrismo» que se reúnen en el Versalles o en la Carreta o en cualquiera de los otros restaurantes de la Calle 8, para planear sus fechorías, allí va este politicastro de quinta categoría a nutrirse con el elixir del odio contrarrevolucionario, se va a España y olímpicamente declara, como algo tan natural como tomar agua, que « (…) el problema de Cuba es un problema biológico y no se resolverá hasta que desaparezcan Fidel y Raúl». ¿No han oído eso antes espetado por los principales patibularios de la contrarrevolución y del gobierno de los EE.UU.? “
“Este politicastro ─ nos argumenta Cantaclaro ─ sale por el mundo a proclamar la necesidad de que Fidel y Raúl mueran y el Canciller español no tuvo ni siquiera la sutileza de desmarcarse públicamente de ese pronunciamiento poco diplomático. Lo que si sucedió es que ambos han manifestado «la necesidad de apoyar a la llamada disidencia cubana». Por allí pasaron Rosa María Paya, Yoani Sánchez, Berta Soler y otros y otras y han recibido el «aliento esperanzador» del Gobierno Español y los que han visitado el otro Miami igualmente han recibido el «soplo vital» del tal Regalado, así como los «regalos» de sus compinches y patrocinadores. De donde podemos deducir ─ concluye Cantaclaro ─, que si el que te apoya proclama la necesidad de que mueran los dirigentes cubanos y su recibes con beneplácito ese apoyo, entonces tú estás entre los que compartes ese criterio y si compartes ese criterio por ¿qué no puedo pensar que tu eres coparticipe de esa intención magnicida?”.
¿Sabían, que este señor alcalde tiene en su nómina a varios de los miembros activos del CLC?, se cuestionó Cantaclaro.
“Otra cosa ─ nos dice Cantaclaro ─ Federico Franco, el mezquino e insignificante personaje que se apoderó de la presidencia del Paraguay, luego de desalojar a Fernando Lugo, presidente constitucional de ese país, declaró precisamente en España que «es un milagro que el señor Chávez desapareciera de la faz de la Tierra porque le hizo mucho daño a mi país». Hasta donde conozco ─ siguió diciendo Cantaclaro ─ ni Rajoy, ni su Canciller, ni algún miembro de su gobierno se han desmarcado de este dislate cargado de odio y peor aún Rajoy subió a su cuenta de Twiter la foto de su reunión con Franco, que es algo así como manifestar su coincidencia con lo que este tipejo dijo. Pues estas excrescencias de politicastros son de los que apoyan a la «disidencia» cubana y estos reciben con anuencia este respaldo de un «líder demócrata del continente» y de un alcalde «democráticamente» electo por menos del 10% de los electores con derecho al voto en el otro Miami”, que además paga con el dinero de los contribuyentes norteamericanos a conocidos terroristas.
“¿Tengo o no razón?” ─ Añadió con tremenda convicción mi bien documentado amigo. Y volvió a exponer su teoría: “si te respalda el que apoya estas posiciones de odio visceral y tu aceptas como bueno ese respaldo, entonces no hay diferencia entre tu forma de actuar y de pensar y la forma de actuar y de pensar de los personajes de esa calaña”. ¡Transitividad antediluviana!, ¿no es así?
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